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Puerto Belgrano, no es extrictamente hablando, una rígida base naval en que los barcos de la armada tengan su apostadero y las dependencias de la Marina hayan levantado cuarteles, talleres y arsenales con exclusión de todo lo que no sea militar.
Es, también, una verdadera ciudad, en la que vive una población numerosa, formada por marinos y sus familiares. Una población con barrios residenciales modernísimos y amplios, jardines, avenidas, plazas y paseos, a cuyo cuidado se han dedicado siempre los mejores esfuerzos de los paisajistas.
Cuando el ingeniero Luiggi plantó los primeros árboles en Puerto Belgrano, para que alegraran algo la monotonía triste y pesada del lugar, no pudo adivinar con cuánta rapidez aquel páramo se convertiría en un vergel.
Pocos, en nuestro propio país, supusieron que encerrada en el perímetro de una dependencia militar, pudiera levantarse una ciudad jardín, porque esto es, en realidad, la zona que rodea las
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